Idioma bretón
El bretón (autoglotónimo Ar Brezhoneg) es una lengua céltica insular de la rama britónica, al igual que el galés, lengua con la que está muy relacionada. A lo largo de su historia ha sido muy influido por el francés, en tal modo que parte del léxico proviene de esta lengua romance.
El bretón se habla esencialmente en el oeste de Bretaña, pero se está intentando recuperar o implantar en todo el territorio, tanto donde tradicionalmente se habló como donde no se habla desde hace siglos.
El bretón se habla esencialmente en el oeste de Bretaña, pero se está intentando recuperar o implantar en todo el territorio, tanto donde tradicionalmente se habló como donde no se habla desde hace siglos.
País
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Francia
Habitado desde el Paleolítico, el territorio de la Francia metropolitana fue colonizado por tribus celtas conocidas como galos durante la Edad de Hierro. Roma se anexionó la zona en el año 51 a. C., lo que dio lugar a una cultura galorromana diferenciada que sentó las bases de la lengua francesa. Los francos germánicos formaron el Reino de Francia, que se convirtió en el corazón del Imperio carolingio. El Tratado de Verdún de 843 dividió el imperio, y Francia Occidental se convirtió en el Reino de Francia en 987. En la Alta Edad Media, Francia era un reino feudal poderoso pero muy descentralizado. Felipe II reforzó con éxito el poder real y derrotó a sus rivales para duplicar el tamaño de las tierras de la corona; al final de su reinado, Francia se había convertido en el estado más poderoso de Europa. Desde mediados del hasta mediados del, Francia se vio inmersa en una serie de conflictos dinásticos con Inglaterra, conocidos colectivamente como la guerra de los Cien Años, y como resultado surgió una identidad francesa distinta. El Renacimiento francés fue testigo del florecimiento del arte y la cultura, del conflicto con la Casa de Habsburgo y del establecimiento de un imperio colonial global, que en el se convertiría en el segundo más grande del mundo. La segunda mitad del estuvo dominada por guerras civiles religiosas entre católicos y hugonotes que debilitaron gravemente al país. Francia volvió a ser la potencia dominante de Europa en el, bajo el mando de Luis XIV, tras la guerra de los Treinta Años. Las políticas económicas inadecuadas, los impuestos no equitativos y las frecuentes guerras (especialmente la derrota en la guerra de los Siete Años y la costosa participación en la guerra de la Independencia de Estados Unidos), dejaron al reino en una situación económica precaria a finales del. Esto precipitó la Revolución francesa de 1789, que derrocó el Antiguo Régimen y produjo la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que expresa los ideales de la nación hasta el día de hoy.